Raíces

La Font de la Figuera es un pequeño pueblo al suroeste de la provincia de Valencia. Un pueblo mediterráneo dedicado a la agricultura. En este lugar producimos vino desde hace miles de años, y actualmente el viñedo representa el cultivo más importante.

Nuestro paisaje se compone de un extenso y fértil valle, rodeado de altas montañas de cuyas laderas cuelgan hermosos bancales escalonados sujetos por muros de piedra.

Estas antiguas terrazas se mantuvieron trabajadas por los agricultores durante casi mil años, y hasta hace no tanto, cuando el auge del granel, provocó que el viñedo reemplazara al cereal como el cultivo más rentable, y lo sustituyera en los fértiles suelos del valle.

Fue entonces, cuando esas preciosas parcelas, en las laderas de la montaña, fueron abandonadas y poco a poco reconquistadas por el monte…

Ahora ha llegado el momento de coger el testigo de nuestros antepasados en viñedos viejos, pero también de volver a plantar cepas en esas antiguas parcelas abandonadas hace más de medio siglo y ya casi convertidas en monte.

En definitiva volver a iluminar esos lugares que siempre dieron los mejores vinos del lugar.

Y es que los grandes vinos son aquellos capaces de mostrar identidad: vinos que hablen del territorio del que proceden, de las tradiciones del lugar, de las características de la añada, y que incluso reflejen la mano de la persona que ha trabajado con pasión, primero en la viña y más tarde en la bodega, para elaborarlo.

Estos son vinos que defienden a su territorio; permiten pagar salarios más dignos a las gentes que trabajan en él, favorecen que el precio de la uva sea más alto y ayudan a conservar los paisajes tradicionales del lugar. También atraen turismo de calidad a los pueblos de donde nacen, provocando sinergias con la restauración, comercio, etc.